domingo, julio 02, 2006

PROYECTO EDUCATIVO

Por el Consejo de la Nación Charrúa _____________________________________

APORTES DE LAS COMUNIDADES DE LA NACIÓN CHARRÚA

HACIA UNA INCLUSIÓN DEL TEMA INDÍGENA EN LOS

PROGRAMAS EDUCATIVOS

  • DIAGNÓSTICO.-
  • FUNDAMENTACIÓN DE NUESTRA PROPUESTA.-

Tomando en cuenta la labor realizada desde hace años, concurriendo a escuelas, liceos, realizando encuentros y exposiciones, manteniendo un vínculo ininterrumpido en todo este tiempo con docentes, inspectores y directores de dichos centros, hemos constatado una gran carencia y en algunos casos una educación totalmente inexistente respecto a nuestra cultura originaria.

Comprobamos que se maneja muy poca información sobre los indígenas que habitaron nuestro país, especialmente sobre los Charrúas. Habiendo éstos ocupado un papel relevante en las luchas por la independencia junto a nuestro Prócer, José Artigas, y con el cual compartieron un legado invalorable ético y moral, que los textos no mencionan. Se trata el tema artiguista aislado completamente de los indígenas como si hubieran vivido en épocas diferentes y no hubieran sido contemporáneos y complementarios sobre todo.

La mayoría de los ciudadanos solamente saben que vivían en esta región, conocen muy poco sobre sus costumbres, organización social, principios y valores. Existe una visión desde la escuela, enseñanza secundaria, y también desde la Universidad que la historia que importa empieza con la llegada de españoles y portugueses.

Lo que ocurrió los 12.000 años anteriores son simplemente una anécdota, parecería que nuestros pueblos originarios permanecieron inalterables en el tiempo, sin cambios, como una foto estática.

Consideramos que nuestra formación histórica, no aporta nada al ciudadano uruguayo en este sentido, ni tampoco contribuye a sentir ese pasado como propio. Hoy los uruguayos padecemos una “crisis de identidad”. Esto se debe fundamentalmente a que hubo una fractura intencionada de nuestra memoria.

A partir de este quiebre coexisten dos memorias: una integrada y sustentada por los actuales sistemas políticos, sociales, educativos y culturales que tutelan raíces europeas y que sostienen que son las únicas que como uruguayos nos corresponde poseer, y una segunda memoria, escondida y hasta disfrazada que le corresponde a los considerados como “otros”, que es nuestra memoria indígena.

La historia oficial nos ha construido un pasado que esconde radicalmente nuestras raíces amerindias, raíces que intentaron arrancar a la fuerza por medio de varias campañas de exterminio hacia nuestros pueblos originarios, pero no pudieron.


Existen todavía restos importantes de las concepciones antropológicas clásicas provenientes de Europa, que impregnan la historia de un racismo exacerbado. Sobrevive la idea de que los pobladores de territorios no europeos, eran prácticamente infrahumanos, que no construyeron cultura, que no poseían moral ni ética. Considerados bárbaros y con un pensamiento salvaje.

Seguimos observando cómo todavía se habla de culturas inferiores y superiores cuando en realidad fueron culturas diferentes, estamos influenciados por una cultura europeizada, con mentalidad anti indígena y encadenada en un ayer irreconocido.

“Salsipuedes”, la matanza, el etnocidio, fue perpetrado por el primer gobierno uruguayo de una forma pensada y calculada hasta el último detalle, por ejemplo el “pequeño detalle”, que tuvieron con los sobrevivientes, de separar a los hijos de las madres y a los hermanos entre sí, hizo que la lengua charrúa muera y la trasmisión de las costumbres y tradiciones también, produciendo un corte en la conservación de nuestra cultura originaria.

La lengua es la que transmite la Cosmovisión de los pueblos pues tiene impregnada en cada sonido, vocablo o expresión su modo de ver el mundo.

Tendremos entonces que unir la mal llamada prehistoria con la historia, hasta ahora separadas por no considerar la historia de nuestros pueblos originarios como parte de Nuestra Historia.

Aprender de quiénes fuimos nos dará herramientas para entender quiénes somos y así poder trasmitir a las próximas generaciones una identidad verdadera, sin excluidos.

Hoy, los descendientes de esos pueblos originarios que poblaron este suelo -charrúas, minuanes, yaros , chanás y guaraníes entre otros- nos seguimos sintiendo indígenas, y reivindicamos los valores ancestrales que nos han sido trasmitidos de generación en generación, así como también reivindicamos el derecho a la Verdad, derecho adquirido por todos los pueblos del mundo.

Queremos que se reconozca el Genocidio de Salsipuedes, perpetrado desde el propio Estado Uruguayo.

Cuando el Estado a través del sistema educativo oficializa los hechos, habilita el acceso a los conocimientos. La verdad oficializada da lugar a preguntas que van variando en los procesos de búsqueda por conocer la razón de los hechos y el origen de los conflictos entre las culturas.

Las verdades aportan a la construcción de la identidad, y una vez que éstas son propuestas en distintos ámbitos, obligan al debate.

Trabajar desde la escuela con los niños en pro de reconocer nuestra verdadera identidad posibilita en muchos casos la inclusión social de muchos de nuestros niños que tienen ancestros indígenas y que viven en general en el área rural o en barrios marginados de la capital.

Por otra parte, la revalorización de las culturas originarias desde el discurso y en los hechos desde los sistemas educativos, ayudará a la recuperación del orgullo y la autoestima en estos niños y jóvenes que están proclives a la alienación por las culturas foráneas, impuestas desde los medios de comunicación.

Introducir en la enseñanza el tema indígena y revalorizar las distintas culturas originarias promoverá a que las futuras generaciones recuperen valores que se están perdiendo y a que respeten la diversidad cultural en un marco pleno de tolerancia.

La sociedad post moderna que nos toca vivir, impone nuevos desafíos a la educación, que nos obligan a repensarla a partir de la realidad actual de nuestro país.

El descuido de lo nuestro, de la potencialidad nativa, ha permitido la proliferación de modelos extraños en nuestra sociedad ocasionando daños en diferentes áreas, ya sean productivas, artísticas, sociales, educativas, artesanales, de investigación, amenazando la existencia de nuestro pueblo como unidad.

El rescate cultural de nuestro pueblo originario es nuestro principal deber social, pues nuestros ancestros entregaron su vida defendiendo la independencia de estas tierras. Es una deuda histórica, que sólo se puede reparar trasmitiendo a nuestros niños y jóvenes la información veraz de los hechos, con el más profundo respeto hacia una cultura que llevaba aquí muchos años y que no puede ni debe ser ocultada, despreciada ni prejuzgada.

La historia de nuestros pueblos originarios tiene 12.000 años de antigüedad, lo que representa 600 generaciones hasta nuestros días en contraposición con el período que va desde la conquista del Río de la Plata hasta ahora, que representa sólo 10 generaciones.

Todo pueblo que no cultive su propia identidad, que no trasmita sus tradiciones de padres y abuelos a hijos y nietos, tarde o temprano es anexado cultural y territorialmente por modelos e intereses foráneos, hecho que en parte ya nos sucede y de allí nuestra urgencia por desarrollarla en nuestros niños y jóvenes.

Está colaborando, tristemente lo reconocemos, en ese proceso de vaciamiento de identidad, un sistema educativo estático, sin estímulo a la crítica ni a la rebeldía activa ante lo impuesto y sobrevalorador de las culturas europeas, lo que también influye en la emigración de nuestros jóvenes formados en concepciones extranjeras y urbanistas hacia otros países en un país que tiene su mayor potencial de riqueza en la tierra, en el campo, que actualmente se desangra ante la miseria y trae tantas aflicciones a las familias uruguayas, que también emigran hacia los medios urbanos por no encontrar allí en su lugar un modo de vida sustentable.

La identidad no es sustentable sin libertad, eso nos legó el pueblo charrúa, su amor a la tierra, a esta tierra, que preservaron y respetaron durante miles de años, recogiendo sabidurías sobre su manejo de la flora, de la fauna, de los astros, de los alimentos, de las medicinas, de la sociedad. Sabidurías que aún hoy sobreviven en nuestra cultura popular, pero que día a día son amenazadas por las llamadas “altas culturas”, poniendo en riesgo nuestro verdadero patrimonio cultural.

El actual programa de educación primaria descalifica estas culturas originarias, es pobre y menospreciativo y sobre todo acotado, porque no da apertura a los nuevos investigadores y a los nuevos descubrimientos que nos sorprenden respecto a nuestra cultura originaria y su riqueza.

Estos conocimientos nos llegan dispersos y fragmentados a través de publicaciones particulares nacionales y del extranjero.

Creemos que ya es el momento de que puedan ocupar el lugar que merecen y al cual tienen derecho, y no sólo es el ámbito de Educación Primaria sino también en Secundaria, Formación Docente y Universidad. Lamentablemente en estos ámbitos aun perdura la dominación extranjera con un perfil racista de dos siglos atrás, cuando ocurrieron los genocidios en América.

La principal razón para incorporar estos “nuevos conocimientos” está basado en el derecho que todo niño y adolescente tiene a ser informado verazmente sobre la historia y cultura original de su tierra, y porque el más elemental de los principios de un pueblo que pretenda ser respetado es conocer y respetar sus propios orígenes.

ALGUNOS OBJETIVOS GENERALES A CONSIDERAR:

a) Formar valores éticos sólidos, basados en el ejemplo de la conducta de nuestros ancestros que entregaron su vida por cumplir su compromiso ante otros y ante sí mismos con un altísimo sentido de la dignidad, destacando valores como la compasión, el respeto por sus adversarios, la solidaridad, el valor a la palabra dada.-

b) Revalorizar la organización social charrúa hacia la recuperación de los roles sociales básicos para la formación de personas respetuosas del prójimo y su horizontalidad para la resolución de los temas comunes, a través del trabajo cooperativo sin dejar de lado la responsabilidad individual y el compromiso hacia lo colectivo.-

c) Llegar al conocimiento teórico a partir de lo práctico, como lo hacían los pueblos originarios, a través de la observación y la convivencia con el medio ambiente, partiendo del principio de que el conocimiento real está en la tierra, en el paisaje, en el canto de los pájaros, en los aromas de las plantas, en los vestigios de nuestras culturas, en la memoria de los ancianos. De este conocimiento práctico avanzar hacia lo teórico y no a la inversa.-

d) Despertar la fantasía de los niños y adolescentes y valorarla como un elemento esencial del ser humano en esas etapas de la vida, como fuente de creatividad, partiendo del conocimiento de las antiguas leyendas y ritos de nuestros pueblos originarios.

ALGUNOS OBJETIVOS PARTICULARES

· Forjar en nuestros niños y jóvenes un fuerte sentimiento de arraigo a nuestra tierra y cultura.-

· Fortalecer y profundizar nuestra identidad con valores propios de nuestro medio, teniendo como primer referente cultural al pueblo charrúa.-

· Formar seres humanos con valores sólidos basados en las características éticas de nuestra cultura originaria.-


· Desarrollar el sentimiento colectivo de pertenencia, apego, respeto y alta valoración de “lo nuestro”, para formar personas que sean sus custodios, impidiendo ser despojados de lo que sienten suyo, como parte de su vida.-

· Evitar la migración de jóvenes hacia el medio urbano y el exterior.-

· Cultivar la capacidad creativa y la destreza manual a través de la capacitación en la artesanía nativa.-

· Estimular la fantasía, utilizando las leyendas del pueblo originario y elementos de nuestro medio que estimulen conductas y creaciones a favor de lo nuestro.-

· Profundizar el conocimiento de nuestra población sobre nuestra flora y fauna, acerca de sus beneficios ecológicos, terapéuticos, alimenticios, económicos.-

· Cultivar el respeto a la memoria ancestral, entre todos los integrantes de la comunidad.-

· Fomentar el sentido de dignidad y libertad a la más elevada y responsable expresión posible.-

CONSIDERACIONES FINALES

Un hecho importante que los maestros y autoridades de ANEP deberían tener en cuenta es que hay muchos niños que por el único sistema de educación formal que pasan es por la escuela primaria. Sobre todo la gente del interior rural que ya sea por razones demográficas o por motivos laborales culminan su instrucción allí.

Esta realidad es muy similar en los sectores de nivel económico bajo de las ciudades y sobre todo de Montevideo. Cabe señalar que cada maestra tiene la libertad de incluir a partir de sus conocimientos y en virtud del proyecto pedagógico que tiene la escuela, enfocando más o menos el tema, o haciendo un estudio más profundo sobre la cultura Charrúa.

Esa libertad que les da el Consejo de Educación primaria será aprovechada o no, dependiendo de la capacidad y conocimiento del maestro y de la política que tenga el centro educativo.

Primaria deja al libre criterio de maestros y directores la inclusión del tema y el grado de profundidad para su abordaje. Esto quizás se deba a que el mencionado órgano sabe que los programas son vetustos, y por lo tanto la alternativa que tiene para que sean más actuales dependerá del docente, Cada maestro maneja el texto que considere más adecuado. Lo que en muchos casos debe acarrear como consecuencia que el tema se aborde mal o con un enfoque inadecuado.

Lo cual es muy peligroso porque al no haber nadie que exija, tampoco habrá nadie que controle.


VIABILIDAD DE LA PROPUESTA

Creemos que pocos temas educativos puedan contar de antemano con tan amplias posibilidades de aplicación y desarrollo.

Nos basamos para esta opinión en primer lugar, por la fuerte y creciente necesidad social actual de reafirmar lo nuestro como primera acción en defensa del patrimonio de los orientales, en segundo lugar, por la multiplicidad de valores culturales y éticos que ofrece esta temática a nuestros niños y adolescentes para su formación como seres humanos plenos, y por último, se cuenta con la infraestructura, los medios y los elementos humanos y materiales necesarios para comenzar a aplicar y desarrollar la propuesta en forma inmediata.